Si hay algo que es susceptible de llamarnos la atención en las enseñanzas de la llamada “filosofía perenne”, es la idea que nos trasmiten acerca de que los seres humanos estamos DORMIDOS. Desde el concepto del “mitote “(sueño) del mundo maya, hasta la fascinación de “maya” (ilusión) de la sabiduría Hinduista, pasando por “la vida es sueño” de Calderón de la Barca, se nos trasmite la idea acerca de la posibilidad de que esta vida que vivimos sea un sueño.
El filósofo chino Chuang Tse, uno de los grandes maestros del Taoísmo, lo expreso maravillosamente en un famoso aforismo:
“Anoche soñé que era una mariposa, pero ahora que estoy despierto no estoy seguro si soy Chuang Tse que soñó que era una mariposa, o si soy una mariposa que sueña ser Chuang Tse”.
Uno de los acercamientos que podemos hacer sobre el tema del “sueño de la conciencia” es reflexionar acerca de las “cosas” esenciales de la vida, cosas para las que estamos como individuos y como humanidad “dormidos”
¿De qué se habla cuando se expresa la idea de las “cosas” esenciales de la vida?
Veamos… para explicarlo citare de memoria un PPS que circuló hace un tiempo por Internet. Decía más o menos lo siguiente:
“Puedes comprar la mejor cama, pero no puedes comprar el sueño.
Puedes comprar la mejor casa, pero no puedes comprar un hogar.
Puedes “comprar” a los mejores médicos, pero no puedes comprar la salud.
Puedes comprar el mejor reloj, pero no puedes comprar el tiempo.” Y así por el estilo.
Todo lo que existe tiene sus aspectos aparentes y sus aspectos esenciales. Cuando ponemos el énfasis en los aspectos superficiales o aparentes de las cosas… es que nos hemos “dormido”. A la persona común le parece un poco rara esta forma de pensar. Estamos convencidos de que si tenemos los ojos abiertos es que estamos despiertos. Craso error. No basta tener los ojos abiertos, hay que tener la conciencia clara de que se pueden tener los ojos abiertos y sin embargo estar soñando, puesto que estamos identificados con lo aparente de la vida.
Aparente es el reloj, esencial es el tiempo. Aparente es la cama, esencial es el sueño. Aparente es el servicio médico, esencial es la salud. Aparente es la hermosa casa, esencial es un hogar.
Nuestras conciencia demuestra estar dormida cuando trabaja, lucha, se esfuerza por lograr lo aparente olvidando lo esencial. En estos momentos de "crisis" es normal ver a las personas preocupadas por lo aparente, por lo efímero, por lo pasajero. La cosa no sería tan grave si esto de estar dormido afectase sólo a las “cosas”… el tema se agrava cuando cuándo nos damos cuenta de que estar “dormidos” afecta a nuestra forma de procesar toda la vida, incluyéndonos a nosotros mismos en todo lo que tiene que ver con nuestras capacidades y posibilidades de desarrollo como personas.
Es un tema importante si reflexionamos acerca de que gran parte de la humanidad está más preocupada por “tener” un trabajo (lo aparente) que por tener un proyecto de vida, una vocación, una manera de realizarse como personas (lo esencial).
Y, cosa curiosa, todas las cosas esenciales son intangibles… “invisibles a los ojos”, como lo expresara A. de Saint-Exupery en “El principito”.
Todo en la vida tiene su aspecto aparente y su aspecto esencial. Esto nos abre la mente a una forma creativa de enfocar los acontecimientos, a saber: lo que sucede, las circunstancias, lo hechos de la vida son lo aparente, lo esencial es como los vivo. La vida nos presenta apariencias, y nosotros las convertimos en dramas, comedias y tragedias en virtud de los pensamientos, de los sentimientos y de las palabras que elegimos para dar significado a esos hechos. Pero los hechos son lo aparente, lo esencial es como los vivimos. Aquí es donde encaja lo del “sueño de la conciencia. La gran mayoría de nuestros actos vienen mediatizados por lo aparente. No estamos lo suficientemente “atentos”, “despiertos” a lo esencial, a nuestra forma de procesar interiormente los hechos.
Estar “dormido” significa que estamos de alguna manera programados, incapacitados por lo aparente. Cuándo nos centramos en las cosas esenciales surge instantáneamente una visión diferente de la vida. Una visión creativa, una visión desde la serenidad, una mayor comprensión acerca de cuál es nuestro lugar en la vida. Y surge también la mayor de las cualidades de la espiritualidad esencial, la compasión. La compasión implica que como ser humano maduro entiendo que toda persona puede ser diferente de mí en lo aparente, pero que en lo esencial, no solamente somos iguales, sino que además somos UNO.
Esto abre el camino a la idea central de la espiritualidad esencial que es el desarrollo del AMOR INCONDICIONAL…

CERCA DE LA "BUSQUEDA ESPIRITUAL"

"Cuando el dedo señala la luna,
el tonto se queda mirando el dedo".

Proverbio Zen

Engarzados a la, ya "fuera de onda", corriente llamada "new age", vemos surgir la figura de los autodenominados "buscadores espirituales".
Son personas de corazon sincero, sensibles, de corte ecológico, amantes de los animales y la naturaleza, senderistas algunos, quiza vegetarianos, hippies de ultima hornada otros, a los que oiremos hablar con una jerga mezcla de esoterismo, astrología, orientalismos varios y terapias de extraño nombre, oscuro origen y dudosos resultados.

Coleccionistas de "mapas espirituales", como los denominara Eckhart Tolle, te hablarán del ultimo cursillo de fin de semana en el que estuvieron con el "maestro Fulano", venido de los confines de "quien sabe donde", o del proximo "finde" en el que asistiran a un "retiro" con el "swami" Zutano (quiza de nombre Ananda y de apellido Pérez), en el que experimentarán la "madre de todas las experiencias". Te preguntaran si has estado con el "maestro" Mengano, que te introduce a una experiencia "de regreso al origen, a la causa, al mito, a la mitocondria" (Sic). Son "expertos" o casi, en disciplinas tan diversas como "numerologia", "eneagrama", "feng shui", "activacion del ADN", "reconexion", "renacimiento", Taichi, Yoga, "respiracion holotropica", "psicoterapias varias", mezclado todo con aderezo de Tantrismos, Chamanismos... y a saber que otros "ismos". Experimentan con ayahuasca, peyote, psilocibe, marihuana,... y hasta con cerveza sin alcohol.

¿QUÉ ES LO QUE BUSCAN? ¿QUE ES LO QUE HAN PERDIDO?

Uno no puede mas que preguntarse: "¿qué es lo que buscan estos buscadores? Y sobre todo: "¿buscan en el lugar adecuado? ¿que es lo que encuentran? O mas bien: "¿encuentran algo?" ¿O en su afan de busqueda se convierten en neuroticos perseguidores de experiencias que les alejen, paradojicamente, de sus ansiedades?

Porque cuando observas con detenimiento la vida de los tales "buscadores" constatas que la misma esta plagada de carencias, sino es en lo economico, es en las relaciones o en la salud, cuando no en las tres areas pilares de la vida. Y es que todo ese afan, toda esa busqueda, todo ese "mirarse el ombligo", tode ese coleccionismo de cursillos, retiros, experiencias y coleccionismo "espiritual" se asemeja a lo de aquel atleta que corria desesperadamente tratando de alcanzar sus pies.

BUSCAR LO QUE NO HAS PERDIDO

Esta busqueda ansiosa de experiencias "espirituales", este "coleccionismo", fue ya expuesto a la luz publica con el ya celebre nombre de "materialismo espiritual", y en ultima instancia no es mas que la cultura del consumismo aplicada a esa zona nebulosa que llaman "lo espiritual".

La falacia de todo esto comienza con la colocacion de una linea ilusoria, fantasmagorica, una frontera entre lo que es espiritual y lo que no lo es. Lo espiritual (analizaremos que se quiere decir con esta dichosa palabrita) es como una zona fantasma en la que se pueden englobar tantas cosas que quiza haya que empezar por delimitar que cosa no es espiritual.
Eckhart Tolle afirma que la practica espiritual mas elevada es una relacion amistosa, armónica, pacífica, abierta, con la vida tal cual se presenta. Yaqui se terminan los cursillos y se acaba la busqueda.

LA GRAN PARADOJA

La gran paradoja en este tema es que de principio es absurda toda busqueda y sin embargo nunca se dará uno cuenta de lo absurd qué es si no busca.
El corredor que persigue sus pies se dara cuenta de que nunca se había alejado de ellos cuando se "agote" de tanto perseguirlos.

El buscador espiritual dejara de serlo cuando haya investigado y vivenciado tantos senderos, que, agotado por la busqueda "despierte" al hecho de que ha estado persiguiendo aquello que estaba ante sus ojos, aquello de lo que nunca se habia alejado. Buscaba lo que no habia perdido, sino que sólo creía que lo habia perdido. Por fin, deja de mirar el dedo.

Bienaventurados sean los "buscadores espirituales" porque seguramente algun dia encontrarán lo que no habían perdido

Héctor Oviedo Acuña

Entradas antiguas